Latinoamérica es un contexto cultural permeable y abierto, sobretodo a nivel autogestionado y underground. Dentro de las prácticas de arte contemporáneo hay una buena red (en cierto modo marginal) a la alza y polarizada en algunos casos. Esta es un fiel reflejo de la sociedad existente y de quienes participan en dichas prácticas, también debido al formalismo e informalismo que conviven juntos, pero no revueltos. La autogestión es algo común; se basa en la colaboración e intercambio con agentes independientes, otras plataformas e instituciones. Hay multitud de agentes locales que, a través de la cultura, se involucran en la lucha por mejorar aspectos fundamentales del contexto local.
Migré a Latinoamérica en 2014, aprovechando contactos, para salir de la zona de confort, un poco para ver qué tal y para trabajar con el colectivo ARTErias Urbanas en proyectos colectivos de incisión local como el Festival Manifiesto Urbano o la Escuelita de Arte. Me marché porque aquí me sentía en una situación anclada, desmotivadora y, cómo no: precaria, sin poder progresar.
Los países en los que he tenido más inmersión son Bolivia y Colombia. En el primero encuentro bastante endogamia cultural. Lo que allí ocurre no se conoce fuera de sus fronteras y las temáticas trabajadas (poscolonialismo, identidad, lo nativo, territorio…) suelen ser repetitivas. A veces me parece una virtud, ya que permiten una investigación profunda. Otras veces lo veo más bien como un defecto, llegando a ser redundante y recursivo. En el caso de Colombia todo es más abierto y se comunica mejor. Hay multitud de agentes y espacios, así como temáticas de investigación. Generalizando más, hay un balance muy positivo e interesante, bastante extremo, pero en todos los casos bien intencionado.
Al estar en un contexto completamente nuevo fuí realizando, en un inicio, trabajos y acciones no muy relevantes. Hasta que comencé el proyecto TOP-LESS videorockola. Surgió de lo popular, lo lúdico y el ocio presente en la cultura de bar, en respuesta a la situación de machismo que hay y a la gran cantidad de artistas que la combaten. Surgió con la idea de darle la vuelta a las situaciones vividas en los boliches, del museo al bar, a la calle y viceversa.
Residencia Kike Medina Galán – Topless Video Rockola from lugar a dudas on Vimeo.
Para la realización del y su itinerancia obtuve la beca ART-EX de MAEC-AECID. La rockola y yo estuvimos en varios espacios diferentes: desde los más institucionales (como los Centros Culturales de España en La Paz y Lima) a los más alternativos. A veces con un marcado carácter dentro del ámbito del arte contemporáneo y otras en ugares más plurales, autosugestionados y colaborativos. Entre unos y otros realicé cuatro residencias, varias acciones, exposiciones y presentaciones.
Un ejemplo es el proyecto mARTadero (Cochabamba). Se trata de un centro involucrado en una red de redes, participativa y abierta a nivel nacional (TELARTES) y continental (Fora do Eixo) a favor de la cultura libre y su viabilidad. A falta de una ley de cultura boliviana, se comenzó a trabajar en red y en persona con el Congreso Culturas libres en Movimiento para construirla y que fuera presentada. En dicha red también participa el Centro Cultural Ciudad Móvil (Cartagena de Indias) al que llegué como residente para después pasar a formar parte del equipo de trabajo a través de un intercambio.
En los Centros Culturales AECID recibí un gran apoyo orientativo y logístico, destacando el trabajo de las curadoras. Estos centro disponen de instalaciones y actividades culturales de calidad, en su mayoría gratuitas, aunque la participación de la población local es irregular. Puede que sea porque, como es habitual, la gente en general cree que “eso del arte no va conmigo” y si a eso le sumamos la polaridad y el aparente elitismo u oficialismo (aunque sea meramente estético) de ciertos lugares, estos se perciben como no acogedores para la mayoria. Hay una carencia de seducción, ya sea por continente o por contenido. Esto no es sólo exclusivo en los centros institucionales, también sucede en salas privadas y autogestionadas. Es cierto que este fenómeno se va rompiendo, pero no sin esfuerzo, poco a poco.
Al hacer presentaciones o ponencias me definía como “el malo de la película” (latinoamericana) por ser español, blanco y (metinedo la cuestión de género) heterosexual. Curiosamente, en varios lugares algunas personas pensaban que por estar trabajando en un proyecto con esta temática yo debía ser gay. Hubo mucha participación. Solía ser siempre tímida en un principio para luego soltarse. De hecho, la videorockola convertía los espacios de exibición en boliches y viceversa. Por ejemplo, la inauguración en el Centro Cultural de España en La Paz fue una gran fiesta. A veces me dijeron que no era la manera adecueda de tratar temas como la desigualdad de género en referencia a las victimas de maltrato, violación y otras agresiones. Yo respondía que mejor disfrutar de la vida y celebrar que se esta en la lucha, porque se puede ser victima pero no es bueno vivir como tal el resto de los días. Entiendo la «fiesta» como fenómeno y como un medio perfecto para expresar ideas, asimilarlas y compartirlas vivencialmente, bailando y cantando. Si se vive una situacción adversa con alegria se logra una resistencia emocional, a pesar de lo difícil que resulte. Mi proyecto tuvo gran acogida, difusión en prensa y TV y me permitió conocer a diferentes artistas y activistas en igualdad de género como los colectivos La Familia Galán (Bolivia), Macholandia (Perú) o PACHAQUEER (Ecuador), entre otrxs. Ya de vuelta en España no cierro las puertas, de hecho sigo en contacto con varixs compañerxs y me gustaría volver y seguir trabajando allá.
Kike Medina Galán ha trabajado y colaborado activamente en diferentes plataformas, organizaciones culturales y colectivos como artista. Algunos de esos entornos son el Centro Cultural Ciudad Móvil, ARTErias Urbanas o Untitled BCN. Su trabajo se ha mostrado en España, Alemania, Inglaterra, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. En 2016, con TOP-LESS videorockola, obtiene la beca MAEC-AECID, programa ART-EX. Con el proyecto Cycle Sound Environments, en 2014, participa en la plataforma-laboratorio intransit en el C arte C de la Universidad Complutense de Madrid, con el colectivo ARTErias Urbanas y en la Bristol Biennial U.K. Participa en los Premios Injuve 2012: Muestra de artes visuales. Kike produce a partir de lugares, experiencias y entornos habitados, usándolos como material para dar una respuesta reaccionaria al lugar de donde provienen (empleos, bares, excursiones, intercambios…) y como una reflexión o interpretación a esos ambientes.
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